martes, 5 de abril de 2011

Pequeñas reses al matadero

Yo pensaba que la escuela servía para educar a nuestros hijos, para hacer de ellos ciudadanos más felices y facilitar su desarrollo pleno como seres pensantes y útiles para hacer de este mundo un lugar mejor. Pero creo que me equivoqué.

Hoy el colegio es poco más que una fábrica de exámenes que ni siquiera tienen que ver con los conocimientos que deben adquirir nuestros hijos en función de sus necesidades educativas. Más bien tienen que ver con escalar posiciones en rankings absurdos sobre calidad o en superar pruebas impuestas desde las instituciones para justificar sueldos, votos y cargos.

“Hay que dar el nivel”, dicen. ¿Pero qué nivel?. Yo no lo sé. A mí me gustaría que fuera el mayor nivel de felicidad posible, el mayor nivel de placer por aprender, el mayor nivel de creatividad o el mayor nivel de espíritu crítico. Pero no: el nivel suele ser un número que valora del 1 al 10 conocimientos sobre ríos perdidos en algún confín del mundo o cosas así. In english, of course.

Y de esta forma nos encontramos con niños que realizan pormenorizados análisis sintácticos y morfológicos de textos literarios pero que son incapaces de estremecerse con el viento que empuja las velas del barco que lleva a Jim Hawkins hacia la Isla del Tesoro.

Entre exámenes y deberes, nuestros hijos deambulan por el sistema educativo como si fueran reses, con números que les distinguen como pertenecientes a distintas ganaderías: excelentes, mediocres, KETs, PETs, etc..Pequeñas reses que se dirigen a la máquina de picar carne en la que hemos convertido nuestra sociedad. Y, si se quejan, decimos que son indisciplinados o que sufren un transtorno de déficit de atención

La escuela se convierte así en un matadero que fulmina sus sueños y les prepara para lo que vendrá, para lo que queremos que venga. Y, mientras tanto, los padres mirando la televisión que hay partido.


1 comentario:

  1. Supongo que tu acertada reflexion sera consecuencia de una ley de Educacion que lleva 25 años creando fracaso escolar, y que en su ultima revision, entre otras cosas, fulminio la formacion profesional que yo estudie y que me ha proporcionado trabajo a mi y a todos mis compañeros de FP desde hace 30 años

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